La ciudad de proximidad constituye, en el S. XXI, uno de los objetivos básicos para mejorar la calidad de vida de los habitantes y para reducir el impacto medioambiental. En la Agenda Urbana este modelo es fácilmente visible en todos y cada uno de sus objetivos estratégicos, pero fundamentalmente en aquellos que persiguen, a través de una adecuada planificación, un urbanismo compacto, razonablemente denso, con cercanía a los servicios básicos, con modelos de movilidad inteligente y sistemas de transporte sostenibles y una distancia no demasiado amplia entre las múltiples actividades cotidianas. Se trata de satisfacer las necesidades de una vida sostenible, más justa, que reduce las desigualdades entre territorios y clases sociales, de calidad y saludable, por medio de la cercanía.
Es cierto que existe un objetivo estratégico en la AUE -el número 5- que propone, expresamente, la búsqueda de modelos territoriales y urbanos que favorezcan la proximidad y la movilidad sostenible, pero el reto, pese a la tradición del modelo español de ciudad mediterránea, es enorme. Las ciudades se han planificado en gran medida sobre la base del diseño de las infraestructuras, lo que ha generado una segregación espacial que ha causado una separación y oposición entre el tiempo y el espacio urbano, degradando la calidad de vida y, por supuesto, del aire. De ahí que sea imposible garantizar el objetivo perseguido actuando simplemente sobre la movilidad, es decir, con medios de transporte más rápidos, más inteligentes o más asequibles. Siendo estos, como son, imprescindibles, no son suficientes, y aquí entra en juego el objetivo de trabajo transversal que persigue la AUE.
Los fondos asignados en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia - Financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU, para impulsar el cambio modal en los entornos urbanos y metropolitanos son muy relevantes. Desde el MITMA se han adjudicado un total de 1.500 millones de euros, a través de dos convocatorias, que van a permitir caminar a 170 municipios hacia modos de transporte más sostenibles, priorizar el transporte público colectivo y la movilidad activas para descarbonizar y digitalizar la movilidad urbana. Pero, al igual que hace la AUE con su Decálogo de Objetivos Estratégicos, es necesario cruzar estas ayudas con todas aquellas que, además, están propiciando la regeneración urbana, por ejemplo, porque son actuaciones que buscan revitalizar la ciudad preexistente frente a los nuevos crecimientos. El conocimiento de Planes de Acción que incluyen estos y otros muchos proyectos será, sin duda, de mucha utilidad para el intercambio de buenas prácticas que persigue el Foro.
Con esa finalidad se propone la siguiente Mesa de Diálogo.
Modera: Carlos F. Lahoz, arquitecto y coautor del libro “Hacia la ciudad activa”
El moderador, tras una breve introducción y presentación de los ponentes, dará paso a intervenciones de no más de 7 minutos respondiendo a las preguntas que se hayan identificado para cada uno de ellos relacionadas con su especificidad.
A continuación, el moderador planteará, según su criterio, cuestiones relativas a aspectos que serán comunes para todos con el objetivo de dar lugar al debate:
Durante los últimos 20/30 minutos se cederá la palabra a la fila cero.